Alli estaba con su camiseta hasta la rodilla y sus vaqueros cortos. Maldita pija... me habia llevado siempre por el camino de la amargura... Antes ibamos a clase juntas, menos mal que cambie de instituto, la verdad,odiaba verla y viceversa. Eramos completamente distintas. En definitiva, me caía rematadamente mal.
-Sientate ahí.
¡Oh vamos! ¿Al lado mio? ¿Enserio? Flipante todo esto.
Se sentó junto a mi y dejó el bolso cerca de la silla. Sacó una mini libreta y un boli.
-Atenea, hoy Ainara viene a clases, espero que no te moleste.
-Para nada, tranquila.
Me molestaba muchisimo,ahora si que no me iba a enterar de nada, y encima siempre la hacian mas caso a ella, tenia el don de llamar la atención allá por donde pasaba. Era muy irritante. La profesora se sentó junto a ella.
-¿Qué es lo que no comprendes?
-Ecuaciones, se me dan fatal.
-Bueno, fijate de como lo hace Atenea y ahora practicaremos más.
¿De mí? Entonces suspenderia,estaba claro. La clase siguió adelante, las ecuaciones circulaban por mi cabeza como un atasco en una autovia, todo revuelto, no comprendia nada.
Me despedí de la maestra con la mano, ya eran las dos de la tarde (que calor hacía... El sol disfrutaba "quemando" humanos).
Llegué a paso corto a mi casa. Mi madre ya había comido con mi hermana, mi plato era el único que quedaba sobre la mesa. Me lo comí en un santiamén, tenía muchisima hambre.
Después, como todas las tardes, fui a mi habitación. Podria hacer muchas cosas: twittear, escuchar musica, leer... Hoy me apetecia algo diferente, no sabía el que, asi que me tumbé para reflexionar.
Todo había cambiado en un solo día... Por supuesto, nadie sabia lo que me pasaba por dentro salvo yo.¿Para que enterarse los demás? Era una idiotez, era lo suficientemente madura como para solucionar mis problemas yo sola.
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