sábado, 4 de mayo de 2013

Capítulo 7: En esta vida todo son problemas.

En aquel instante, ya no volví a ser la misma Atenea, al menos, no en la apariencia. Conseguí convencer a mi madre para hacerme unas mechas azules metalizadas (Sí, costó mucho trabajo... Más bien muchísimo.), y cambié mi forma de vestir.
Este proceso duró un par de días en los que no volví a ver a Carlos por el hall, pero seguíamos en contacto por twitter.
Él me preguntaba por el día en que quedamos, yo le respondía con la excusa del hospital.

Engañarlo estaba mal, lo sabía perfectamente, ¿pero que otra cosa podría hacer? En el fondo, tenía miedo... Sí, miedo de no gustarle, de solo ser una chica más en su vida, por que desde luego, seguro que habría más, muchas más... No era un chico común, tenía... Algo. Indescriptible, inexplicable, tal vez inexistente... Pero atraía, mucho...

Suspiré al cielo, era imposible enamorarse de alguien sin apenas conocerle, no tenía sentido...

<<Esto es de tontos...>>Pensaba.

Una pena que en esos instantes de lucidez, mi corazón y mi mente no concordaran, cada uno pensaba una cosa distinta. Era como una pequeña rebelión interna en la que no se declaraba nadie ganador.

A pesar de todo esto, mi vida seguía.
Era martes, el día de las clases de matemáticas. Sí, en verano, ya os podeis hacer una idea de porqué.

En fin, continuando con esto, eran ya las doce de la mañana y evidentemente, llegaba tarde, como siempre, no tengo remedio; crucé las calles corriendo saltándome semáforos y sorteando coches como buenamente podía mientras trataba de que la mochila no saliera volando de mi espalda con la carrera.

Llegué a la casa de mi profesora particular jadeando del cansancio y llamé al timbre mientras colocaba todo en su sitio.

-Llegas un cuarto de hora tarde, espero que no se convierta en costumbre -comentó cuando me abrió la puerta.

-Lo siento Delia -respondí con la cabeza gacha mientras pasaba.

Tomé asiento en la mesa y comencé a sacar cosas de la mochila: el cuaderno, el libro y los estuches.

Se sentó junto a mí y comenzamos la clase, ecuaciones y problemas móviles, genial... El peor tema...
Comenzó por explicarme las partes de la ecuación y sus distintos componentes y después la forma de resolverlos. No era nada fácil aunque lo pareciera, siempre se me habían dado mal...

-Entonces esto es así, ¿no? -pregunté mostrándola un ejercicio.
-Exacto y luego esto lo tienes que pasar multiplicando.
 -¡Aaaah! Ya comprendo.

Parecía que las cosas me iban bien, al menos comprendía lo que me explicaba. Entonces, el timbre volvió a sonar y la profesora fue a abrir la puerta mientras mascullaba quién podría interrumpir la clase.
Acabé el ejercicio como ella me había indicado, el resultado era dos. Todos los calculos eran correctos y estaba todo bien colocado.

<<La primera ecuación que me sale en condiciones.>> Pensé orgullosa de mi misma.

Ella abrió e invitó a pasar a quien había llamado. Volvieron a la sala justo cuando yo estaba perdida mirando a todos lados menos el cuaderno.

-Atenea, ¿has terminado ya?

Volví la vista hacia ella.

-S...-la palabra se quedó en el aire.

 Genial, un problema más aparte de las ecuaciones.

[[Siento haber subido este capítulo tan tarde, mayo es un mes con bastante movimiento y no he podido subirlo antes, perdonad la tardanza. Y como siempre: CONTINUARÁ ;)]]

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